Como un edificio
un ladrillo sigue
al otro
parecen andamios
inofensivos
pero en realidad
estamos construyendo
la mole
que mañana será
la vivienda
la descendencia
el aguinaldo
que ahorramos
para sostenerlo todo
esto
con sonrisa hipócrita.
Sobre todo nosotras.
Pasamos tanto tiempo
tratando de buscar
el terrenito para el edificio
donde nos anclaremos para apagarnos
¿Salir?
Nunca.
Ver nada más que los paseos matinales
de los vecinos
por la vereda de enfrente.
La ventana de la cocina
queda chica para nuestras ambiciones
pero es el lugar
al que estamos destinadas
porque, de todas maneras,
¿te imaginás no tener un edificio
donde sentarte a morir?
¿podrías vivir libre,
nómade,
sabiendo que
en cualquier momento
otra ocupará
ese terrenito tan fértil?
la competencia es feroz.
Por eso
mejor ir construyendo de a poco
ese edificio que se llama
relación
que mañana mutará
en matrimonio y
pronto anexará hijxs
y plantas
y perros
y nietxs.
No hay nada mejor que estar en casa
dicen...
tener un lugar donde volver
cuando sea de noche y te dé miedo
mojarte con la lluvia
u otro milagro parecido
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